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Indonesia prohibirá a sus ciudadanos emplearse en Oriente Próximo

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por Sofia Trevino Última modificación 27/05/2015 08:51
Las autoridades de Indonesia prohibirán, en un plazo de tres meses, que sus ciudadanos trabajen en los países de Oriente Próximo tras las ejecuciones, el pasado abril, de dos empleadas indonesias acusadas de asesinato en Arabia Saudí.

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  • La medida pretende frenar los abusos contra sus trabajadores domésticos
  • La decisión responde a la ejecución de dos indonesias decapitadas en Arabia Saudí

En protesta por la ejecución de la empleada indonesia, Siti Zainab,...

En protesta por la ejecución de la empleada indonesia, Siti Zainab, sus familiares sostienen cartel con su foto.

La decapitación de las dos mujeres, Siti Zainab y Karni Medi Tarsim, ejecutadas en diferentes fechas, causó conmoción en Indonesia, que denunció no haber sido advertido con anterioridad por el régimen saudí.

Los maltratos de las empleadas domésticas indonesias -y de cualquier otra nacionalidad- en el mundo árabe son tristemente comunes, hasta el punto de que en 2011 el Gobierno de Yakarta ya decretó una moratoria en el envío de fuerza laboral al extranjero en respuesta a otra ejecución. Otros países como Etiopía o Kenia han tomado decisiones similares con anterioridad sin lograr frenar la tendencia.

Esta vez, en Indonesia la medida será definitiva, según explicó Reyna Usman, directora general del Departamento de Protección Laboral, al diario de Singapur 'Straits Times'. "Es la decisión del presidente [Joko Widodo] y ha dicho que dejemos de hablar y comencemos a trabajar, trabajar, trabajar", aseguró en referencia al lema político del dirigente, que ya anunció el pasado febrero, tras acceder al cargo, que prohibiría durante su mandato el envío de fuerza laboral doméstica al extranjero.

El ministro de Trabajo indonesio, Hanif Dhakiri, anunció a la prensa local que ya ha firmado el decreto que prohíbe el envío de trabajadores a Oriente Próximo como parte de un plan mucho más ambicioso que pretende acabar con el envío de empleadas del hogar indonesias fuera de sus fronteras, y que podría consumarse en 2020.

"Según la ley, el Gobierno tiene derecho a frenar el envío de trabajadores a ciertos países donde se considera que sus condiciones laborales degradan los valores humanos y la dignidad de la nación", afirmó Dhakiri en declaraciones a la agencia estatal Antara. El ministro citó "muchos problemas" con trabajadores indonesios relacionados con "las normas laborales y las violaciones de los Derechos Humanos".

Arabia Saudí y Qatar, algunos de los afectados

La prohibición afectará, entre otros países, a Arabia Saudí -uno de las principales destinos de las trabajadoras indonesias, musulmanas-, Qatar, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos o Egipto. Allí, las empleadas domésticas de países como Bangladesh, Indonesia, Filipinas, Sri Lanka o Nepal son comunes en los hogares de la clase media y alta. En muchas ocasiones, llegan sin siquiera ser mayores de edad y la inmensa mayoría lo hace sin hablar el idioma.

En Oriente Próximo, emplear una trabajadora asiática o africana es una práctica habitual: sus salarios son ínfimos, las jornadas maratonianas sin días libres, sus condiciones laborales dramáticas y sus derechos, inexistentes. Los malos tratos verbales o físicos, y en ocasiones las violaciones, dan pie a no pocos suicidios.

Hace unas semanas, las autoridades filipinas intervinieron para rescatar de Bahrein a una joven, Pynai, que en un conmovedor vídeo grabado de forma clandestina y subido a las redes sociales imploraba ayuda para salir de la casa donde había sido empleada: su empleador la había violado.

Al no hablar el idioma y carecer de credibilidad ante la Policía, que favorece a sus nacionales, las jóvenes no suelen disponer de la posibilidad de denunciar sus condiciones de vida ni los maltratos. Cuando huyen de sus puestos de trabajo, suelen ser acusadas por sus empleadores de robo, algo que en países como Arabia Saudí puede suponer la pena capital.

No es la primera vez que se anuncian medidas categóricas para poner fin a los malos tratos de trabajadoras indonesias en el extranjero, y hasta ahora ninguna fórmula consiguió paliar el problema. Según Dhakiri, entre las medidas que serán adoptadas figuran investigar los centros de adiestramiento, donde son formadas las jóvenes destinadas a traspasar las fronteras, y perseguir a las agencias ilegales de reclutamiento que suelen sortear los impedimentos para lograr que las féminas viajen al extranjero.

También se estudiarán las necesidades de los países donde se seguirá colaborando para terminar con la condición de empleada doméstica. "No habrá más domésticas sino cocineras, conductores, enfermera, limpiadora del hogar o niñera, y cada persona estará entrenada para su función específica", explicó Reyna Usman.

Desprotección en Singapur, Hong Kong y Malasia

Esta situación de desprotección no sólo se produce en el mundo árabe sino también en naciones del lejano Oriente como Singapur, Hong Kong o Malasia: el pasado marzo fue condenada a seis años de prisión una mujer de Hong Kong por haber torturado y mantenido en condiciones de esclavitud a su empleada doméstica, Erwiana Sulistyaningsih, una indonesia de 24 años.

Su caso escandalizó dentro y fuera de sus fronteras, y el presidente Widodo prometió que pondría fin a una práctica que "rebaja la dignidad nacional", pero el anuncio de la prohibición responde a la decapitación de dos trabajadoras, lo cual es motivo de polémica: hace una semana, la ejecución de ocho personas condenadas por narcotráfico suscitó críticas internacionales contra el Gobierno de Widodo.

Por otro lado, las ONG lamentan que no se haya entablado un diálogo al respecto y que la medida sea "drástica". "No hemos oído nada acerca de consultas con las ONG que velan por el bienestar de los trabajadores domésticos, o sobre si se han producido preparativos para que esa fuerza laboral pueda trabajar en otro sitio", lamentaba la directora de Migrant Care, Anis Hidayah. "Esos trabajadores traen muchísimo dinero al país y tienen derecho a elegir dónde quieren trabajar".

2,3 millones de indonesios trabajan fuera de su país

El pasado febrero, tras conocerse la intención de Widodo de poner fin a la exportación de mano de obra, ya se produjo oposición en las regiones del país que viven de sus emigrantes. "En este momento, trabajar como empleado doméstico en el extranjero es la mejor oportunidad laboral para los residentes de Sumbawa. Si ese tránsito se paraliza, eso tendrá un enorme impacto en la economía y aumentará el desempleo", denunciaba el alcalde de la localidad de Ngeru al diario The Jakarta Post. Según su testimonio, el 60% de la población de Ngeru ha sido empleado doméstico o trabajador en el extranjero.

Se estima que 2,3 millones de ciudadanos indonesios trabajan fuera de su país (1,4 son mujeres y 1,2 millones lo hacen de forma ilegal) y que las remesas de dinero enviadas en 2014 ascendieron a 14 millones de euros. En el caso de la prohibición sobre países de Oriente Próximo, las trabajadoras que ya están legalizadas en los países afectados podrán permanecer en sus puestos de trabajo siempre que los regímenes de los países donde residen se lo permitan.

Source: MONICA G. PRIETO

Story Type: News

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